Leyenda del Charro Negro (Capitulo Omitlán)

El charro negro viste con prendas confeccionadas de finas sedas, telas de algodón y lana con los mejores bordados, botonaduras de oro y plata, sombrero de ala ancha con filigranas de preciosos metales, botas de piel exótica con espuelas y cinturón piteado.

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Jorge Amador Gress

6/4/20244 min read

El charro negro viste con prendas confeccionadas de finas sedas, telas de algodón y lana con los mejores bordados, botonaduras de oro y plata, sombrero de ala ancha con filigranas de preciosos metales, botas de piel exótica con espuelas y cinturón piteado.


El charro negro también fue niño, hijo de una familia rural con muchos hermanos, carencias y necesidades, pero lleno de cuidado y amor por sus padres sin faltarle lo justo necesario, en aquellos tiempos se acostumbraba a tener reservada la mejor ropa para el día domingo o las fiestas, el niño descubrió rápidamente la comodidad, el lujo y la presencia, el porte de aquella ropa especial, aumentó el deseo exacerbado en mantener una ropa elegante todo el tiempo por la presencia y el respeto que le otorgaban, en la semana usando su ropa de trabajo regresaba a su realidad, al morir sus padres aumentó su pobreza, su miseria y necesidad. Por lo cual no dudó en hacer un pacto con el demonio para que le fueran entregadas riquezas materiales y sucedió asi, el demonio le entregó una bolsa llena de monedas de oro que no se agotaban a cambio de venderle su alma. Cambio su panorama económico se convirtió en dueño de haciendas, las mejores ropas que lo distinguían, los finos caballos, carruajes y así como la belleza cansa también lo lujos y comodidades, aparte de notar rápidamente que era apreciado solamente por su dinero, hastiándose de esta situación, ya viejo transcurrido el tiempo no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, se le apareció el diablo para cobrar el contrato, otorgando un nuevo plazo de tiempo para regresar a cobrar, el demonio de antemano sabiendo que no iba a cumplir el contrato, El Charro Negro trato de escapar, mandó hacer varias tumbas con su nombre, construyó una capilla, tomó su mejor caballo y huyó llevando la bolsa de monedas de oro, pero el demonio que todo lo ve y lo sabe, en su huida se le apareció de frente para cobrar la deuda, el caballo defendió a su amo y pateo al demonio por lo cual fue condenado jinete y caballo a permanecer en los habernos del infierno, proponiéndole el siguiente trato: de vez en cuando saldría a buscar avaricentos y frustrados para intercambiar la bolsa de dinero, una vez aceptada por el incauto este tomaría su lugar quedando liberado El Charro Negro con esta oportunidad iba tomando avaricientos que lo sustituyen y perpetúan.

El Charro Negro de Francisco Piña / https://francisscopina.artstation.com/projects/lVeQxY

El charro negro recorre los pueblos y sus caminos en la provincia de México en un potente caballo negro de ojos rojos centelleantes, una lujosa silla de montar piteada con filigranas de oro y herraduras destellantes en cada pisada.


Y en Omitlán también hace aire y el charro negro es un distinguido visitante de este hermoso pueblo, buscando a algunos de sus pobladores con la necesidad de una solución rápida de acceder a un mundo material por medio de Don Poderoso Dinero en monedas de oro.


El charro negro considerado por algunos el mismo demonio y sus formas alotrópicas, actualmente se le ha visto por los caminos y las calles del pueblo ahora en una camioneta negra con cristales polarizados, luces blancas de alogeno, doble cabina, una transmisión 4x4 un potente motor diesel, aire acondicionado, un sonido de alta fidelidad marca bose y a diferencia del charro Negro ancestral que entregaba una bolsa llena de monedas de oro que no se agotaban ofrece las pacas de billetes de 100 dólares conocidos como pellejos de rana, a cambio de un enrroque del alma del individuo que tienen una sed ávida del dinero.


A mediados del siglo pasado al charro negro se le miraba por la calle de la gloria justo en su cúspide y donde todavía está un árbol de Quebracha ahí el camino se bifurca en una "Y" esperando a los trabajadores y a estudiantes que salían a sus lugares de estudio y trabajo, conociendo el corazón de los estudiantes que ya no querían esforzarse y superarse y si acceder rápidamente a la riqueza de forma inmediata o a los trabajadores mayores que no habían resuelto su vida con su humilde pero honrrado puesto de trabajo; son los más proclives a ser tentados por la avaricia. Se escucharon muchos relatos de viva voz describiendo al charro negro como un hombre alto y apuesto, con un rostro negro amorfo y de ropas muy elegantes, nunca mencionaron mirarlo con el caballo negro, si a pie, a la presencia del espectro pocos fueron los que aguantaron sostener una conversación, los demás salían corriendo hacia la carretera para tomar rápidamente su transporte y quitarse de ahí adelantando comerse el bolillo que llevaban en el itacate.

Ahora El charro negro seduce tanto a hombres como a mujeres por igual, los sube a su lujosa y potente camioneta negra transportandolos a un mundo material y de avaricia de soluciones efímeras y placeres fugaces; se le escucha decir la siguiente palabras suaves como el terciopelo y dulces para el oído como la miel de avispa:

-Yo puedo comerte como a ti te gusta.

-Si solo te dejas querer.

-En caliente yo voy por ti.

-Mija, aquí no muerdo, no se me asuste.

-No hay más tiempo que perder.

-Solo se vive una vez.

-Soy la mala influencia y eso te gustó.

-Eres niña mala, se nota, mi amor.

Y para rematar la seducción de los que tienen gran deseo por estar a la última moda con prendas de vestir de marca.

Diciendo así "El charro negro":

-Del uno al diez, tú eres un millón.

-Si te vas conmigo, puro Christian Dior, Fendi, Balenciaga, Tomy, Guess, Dolce Gabbana.

-Pa' ti me sobra lana

-Lo que quieras, mi amor.

-Mi chula princesa, te bajo la Luna.

-Y si te dejas, verás que ninguno te va a dar lo que yo te doy.

Y sin pensar tarde que temprano el demonio de la avaricia regresará a cobrar lo pactado.


El charro negro es una leyenda popular mexicana del dominio público, es un icono que representa muchas situaciones similares en las diferentes calles de las poblaciones rurales de México.